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EN LAS ESTANCIAS DE CLÍO

Los cátaros: más acá del mito (I)

En los últimos tiempos está proliferando un determinado tipo de literatura y de libros "de investigación" que tienen en los cátaros uno de sus principales puntos de referencia. Sin embargo, lejos de contribuir al estudio de uno de los temas más apasionantes de la historia medieval, todos estos libros que inundan el mercado están contribuyendo a transmitir una visión sobre el catarismo excesivamente desfigurada, basada en buena medida en tópicos esotéricos y pseudohistóricos.
Se inicia con este post una serie dedicada a los cátaros. Teniendo en cuenta la amplitud del tema, he optado no tanto por analizar de manera exhaustiva todos y cada uno de los aspectos de dicha herejía, sino por revisar aquellas afirmaciones que -sobre todo últimamente- se han generalizado: cuál era la visión que tenían de Jesús, sus supuestos vínculos con el Temple o el grial, el Montségur, etc.

¿Qué era el catarismo?
Se designa catarismo (del griego katharós, "puro") a un movimiento religioso de carácter herético que se desarrolló en varios lugares de Europa Occidental, pero sobre todo en el norte de Italia y en el Languedoc, a partir del siglo XII. Además de cátaros, sus seguidores han pasado a la historia con el nombre de albigenses (por la ciudad occitana de Albi). Los cátaros partían de una concepción del mundo de carácter dualista, estableciendo una oposición entre un Dios propiamente dicho, creador de todo lo espiritual y otro dios maléfico (el "Dios extraño" o "Dios extranjero") que había creado la materia para encarcelar y esclavizar las almas.
Este movimiento tuvo gran difusión por Occitania, encontrado adhesiones, o al menos apoyos interesados, entre todos los estamentos sociales. Al final, en la primera mitad del siglo XIII, se desencadenó una sangrienta represión (cruzada, inquisición...) que hizo que el catarismo desapareciera en el siglo XIV.

¿Era un movimiento unido y monolítico?
No. Los historiadores dividen el catarismo fundamentalmente en dos corrientes: una mayoritaria, la del dualismo absoluto, y otra, dualista moderada, predominante en algunas zonas del norte de Italia.
Las diferencias entre ambas corrientes se mostraban de manera clara y evidente en sus respectivas teologías. Como describirlo de manera detallada sería demasiado extenso, me voy a centrar en un aspecto, a modo de ejemplo.
El catarismo defendía que el Dios Extranjero (asimilable a Satanás), arrastró consigo a parte de los ángeles que rodeaban a Dios y los encerró en cuerpos de carne y hueso en el mundo material. Se establecía así una diferencia entre el alma, la parte angelical capturada y encerrada en el cuerpo, y el espíritu, la parte que había quedado en el cielo, que servía de guía al alma, a la espera de reunirse con ella tras la muerte.
Sin embargo, ambas corrientes discernían en algunos aspectos:
Los moderados creían que los ángeles que habían acompañado al Diablo en su rebelión estaban ya perdidos. Por ello, cuando Adán y Eva empezaron a engendrar a su descendencia, con cada nuevo ser humano, engendraban su correspondiente alma. Esas nuevas almas serán las que ocupen el lugar que ha dejado vacío en el cielo el conjunto de ángeles caídos. Así pues, las almas de los hombres eran creadas "ex novo" con cada nacimiento.
Por el contrario, los dualistas absolutos creían que las almas no surgían por generación. Las almas de los ángeles caídos se iban incorporando a los hombres según iban naciendo. Todas esas almas estaban llamadas a recuperar su lugar en el cielo. Para ello, deberían morir, habiendo recibido previamente el sacramento cátaro del consolament. Si no se recibía, el alma vagaba de cuerpo en cuerpo, reencarnación tras reencarnación, hasta que fuera a parar a un cuerpo que recibiese el consolamentum, con lo que tras la muerte pondría fin a su vagar y regresaría al cielo.

¿Cuál fue el peso de los elementos foráneos?
Tradicionalmente, el dualismo cátaro, oponiendo dos principios enfrentados, se ha emparentado con el maniqueísmo persa. Éste habría pasado a los Balcanes a través del Imperio Bizantino y de ahí, a Europa Occidental.
Ciertamente, el catarismo siempre ha sido vinculado con el bogomilismo, herejía surgida en Bulgaria. De hecho, a los cátaros se les llamaba a menudo "búlgaros". Sin embargo, este vínculo cátaros-bogomilos no ha sido demostrado documentalmente con anterioridad a la segunda mitad del siglo XII. Con anterioridad, en el siglo XI, Occitania ya había conocido un movimiento herético autóctono, cuya doctrina no era igual a la del catarismo. No resulta descabellado pensar que la nueva herejía prendió sobre el poso de la primera. Sin olvidar que los escritos filosóficos guardados en los monasterios jugaron su papel. Los textos platónicos y neoplatónicos, con su exaltación del alma frente a la cárcel corpórea; textos apócrifos que mostraban un cristianismo un tanto diferente al oficial... seguramente fue un mazazo en la conciencia de monjes y predicadores, que fueron perfilando una teología y espiritualidad alternativas. En ess contexto, la influencia bogomila se topó con un terreno ya sembrado y floreciente.

¿Fueron un movimiento sin jerarquías?
Desde luego, rechazaron la jerarquía propia de la Iglesia Católica. Pero el catarismo en sí mismo encerraba un cierto componente jerárquico interno, dividiendo a las gentes entre perfectos, creyentes y oyentes.
Los perfectos eran aquellos que habían recibido el consolament, el único sacramento cátaro, consistente en la transimisón del Espíritu Santo por la imposición de manos. Era así un bautismo espiritual, sin elementos materiales como el agua o el aceite. Los perfectos se llamaban a sí mismos "Buenos Hombres". Vestían de manera modesta y practicaban la confesión pública de sus pecados. Rechazaban hasta extremos insospechados el contacto sexual, al considerarlo fuente de creación de nuevos cuerpos, de materia impura. Veamos algunos de esos extremos insospechados:
-A la hora de impartir el consolament a una mujer, no le tocaban la cabeza. Durante el ritual, cuando los oficiantes eran de distinto sexo y tenían que darse el beso de la paz, no se lo daban en la mejilla, sino que besaban ambos un mismo ejemplar de los Evangelios.
-No comían carne, debido a que era materia fruto de acto sexual, y por lo tanto, doblemente impura. Sí comían pescado, ya que según la creencia de la época, los peces nacían por generación espontánea de unos gérmenes o animáculos presentes en el agua.
Eran radicalmente pacifistas. Les estaba prohibido matar, salvo lobos o serpientes en legítima defensa. En una etapa posterior, ni siquiera en esos casos se llegaba a autorizar el matar a un ser vivo.
Los creyentes eran aquellos que se adherían al catarismo de modo laico y sin recibir el consolament. En cuestiones como el sexo o la violencia no se les aplicaban tantas exigencias. Su único deber era respetar a los perfectos. Mediante la "convenensa", los perfectos se comprometían a administrar el consolament en el futuro a un creyebte en caso de peligro de muerte y de que no pudiera hablar.
Los oyentes eran la masa de seguidores y simpatizantes que oían sus prédicas, pero que no llegaban al grado de compromiso y adhesión que los creyentes.

Los cátaros tenían su propia estructura religiosa, con diáconos, sacerdotes y obispos (siempre perfectos) No tenían un papa en sentido estrico, aunque en el importantísimo concilio cátaro de Saint-Felix-de-Caraman (1167)aparece un "papa" Nikétas, obispo de Constantinopla, quien en dicho concilio organiza territorialmente las iglesias cátaras occidentales y logra imponer el dualismo absoluto como línea oficial. A menudo, las iglesias occitanas e italianas aceptaban como autoridad religiosa suprema obispos de iglesias dualistas dálmatas o balcánicas.

1 comentario

Toni M. Jover -

Hum... Siempre me he preguntado que hubiera sido de los cátaros, y por ende de la Historia de España, si aragoneses y catalanes no hubieran sido vencidos en Mulet por la cruzada franco-romana. Quizá hoy no fuéramos oficialmente católicos...

O sí, seguramente sí. Hubieran vuelto.